El ‘Gangnam Style’, estrenado en julio de 2012, mostró a la industria musical lo que se podía lograr en las plataformas de internet y redes sociales, especialmente con artistas fuera de Occidente que no cantan en inglés.
Cuando el rapero surcoreano Psy lanzó Gangnam Style una década atrás, pocos anticiparon la magnitud y rapidez de su éxito, ni cómo ayudaría a impulsar una revolución en el streaming.
Su video musical con la célebre danza que imita andar a caballo fue lanzado el 15 de julio de 2012. Estaba centrado en lo local, con referencias cómicas al pudiente distrito Gangnam de Seúl, pero en cuestión de semanas se volvió global.
Para diciembre de ese año había alcanzado mil millones de vistas en YouTube. Generó incontables memes y parodias, con la danza realizada por grupos desde Azerbaiyán hasta Nueva Zelanda.
Y Gangnam Style mostró a la industria musical lo que se podía lograr en las plataformas de internet y redes sociales, especialmente con artistas fuera de Occidente que no cantan en inglés.
Psy «rompió las reglas del juego. El mercadeo tradicional y los manuales promocionales fueron lanzados por la ventana», comentó Bernie Cho, presidente del sello DFSB Kollective y experto en la industria musical surcoreana.
Demostró «la importancia, el impacto, la influencia de YouTube en la música pop y la cultura pop mundial».
En 2012, los servicios de streaming se encontraban en su infancia, con menos de 7 % de los ingresos de la industria musical mundial.
Pero el sorprendente éxito de Gangnam Style, y los videos virales de artistas como Justin Bieber y Carly Rae Jepsen, revelaron una nueva forma en que los artistas de cualquier parte del mundo podían lanzar su música y generar ingresos con publicidad en línea, encontrar patrocinadores y ser contratados para conciertos, según analistas.